“Tengo una amiga, una buena amiga. En
realidad, es mi mejor amiga. Al principio es muy tímida pero cuando pasas más
tiempo con ella y comienzas a conocerla un poco mejor te das cuenta de que es
una persona muy cariñosa y simpática, a la par que romántica y soñadora; que se
preocupa por aquellos a los que quiere y en la que puedes confiar. Escucha y
acepta los consejos y opiniones de los demás, aunque al final, hará lo que crea
que es más conveniente para ella y seguirá su propio camino. De ideas fijas, decidida
y luchadora, se esfuerza por conseguir todo aquello que alguna vez, en sus
sueños, imaginó.
Su temperamento no es fácil, se enfada con
gran facilidad y en ocasiones llega a resultar irritable e imposible de
aguantar. Es muy porfiada y fiel a sus pensamientos; si sabe que lleva la razón
peleará hasta el final para conseguir su reconocimiento. Demasiado sincera,
tanto que a veces puede llegar a ofender, por eso piensa dos veces antes de
decir las cosas… o al menos lo intenta. Para ella, la justicia está por encima
de todo y siempre actúa en consecuencia a ella. Es muy orgullosa y no pide
perdón con facilidad pero cuando comete un error, reconoce su mal
comportamiento. Excesivamente analítica, observa y examina todo lo que ocurre a
su alrededor: personas, gestos, expresiones… Siempre intenta sacar una
conclusión de lo que hay a su alrededor para sentirse segura.
Mi mejor amiga es de carácter alegre e
inquieto y siempre la verás con una sonrisa a modo de complemento. Mi mejor
amiga es esa que me escucha, me entiende y sabe qué es lo que necesito en cada
momento. Mi mejor amiga, soy yo misma.
¿Físicamente? Bueno, soy de estatura
adorable, o al menos eso me han dicho así que yo, me lo creo.”